El matadero
A)
Describe a
través de una cita instancias del romanticismo muy precisas en el texto
1.
Amor a la patria
En el siguiente dialogo, podemos ver un ejemplo muy
claro de cómo la comunidad federalista del lugar estaba en contra de los
unitarios, que es el otro bando dirigido por los españoles peninsulares. Dentro
de la obra podemos ver otros ejemplos, pero a mi parecer, en este dialogo ese
patriotismo es llevado al extremo, pues con el simple hecho de estar presente
un unitario, hace que surjan en los federales el hecho de hacerle daño.
-A la casilla
con él, a la casilla. Preparen la mazorca y las tijeras. ¡Mueran los
salvajes unitarios! ¡Viva el Restaurador
de las leyes!
-Viva Matasiete.
¡Mueran! ¡Vivan!, repitieron en coro los espectadores y atándole codo con codo,
entre moquetes y tirones, entre vociferaciones e injurias arrastraron al
infeliz joven al banco del tormento como los sayones al Cristo.
2.
Fascinación por
lo grotesco
En la historia
se puede ver una detallada descripción de un ambiente, grotesco, incluso esta
descripción es utilizada por el mismo autor. Esta narración predomina desde que
los novillos aparecen en el matadero, y entre viseras y sangre continúa la
narración. Probablemente el autor quería producir esta sensación de hastío en
el lector, y es en esto que puede destacar dicha composición literaria.
Siguió la
matanza y en un cuarto de hora cuarenta
y nueve novillos se hallan tendidos en la playa del matadero, desollados
unos, los otros por desollar. E1 espectáculo que ofrecía entonces era animado
pintoresco aunque reunía todo lo horriblemente feo, inmundo y deforme de una
pequeña clase proletaria peculiar del Río de la Plata. Pero para que el lector
pueda percibirlo a un golpe de ojo preciso es hacer un croquis de la localidad.
La perspectiva
del matadero a la distancia era grotesca, llena de animación. Cuarenta y nueve
reses estaban tendidas sobre sus cueros y cerca de doscientas personas hollaban
aquel suelo de lodo regado con la sangre de sus arterias. En torno de cada res
resaltaba un grupo de figuras humanas de tez y raza distintas. La figura más
prominente de cada grupo era el carnicero con el cuchillo en mano, brazo y
pecho desnudo, cabello largo y revuelto, camisa y chiripá y rostro embadurnado
de sangre.
3.
Descripciones de
lo sublime
Este apartado en especial me pareció el más
complicado de realizar, pues, ¿qué es lo sublime?, esto fácilmente lo podemos
responder, sabemos qué es, pero mejor dicho ¿para quién es sublime? En las
siguientes citas encuentro algo de sublime.
En
la primera, el hecho de la simple descripción de un niño muerto que reposa en
el cementerio y la mención de la sangre, me parece que está expresando en un
máximo una idea romántica, una imagen, seguramente si esta pequeña línea fuera
representada pictóricamente, sería una famosa pintura.
La
segunda cita, no pude evitar ponerla, pues la descripción que hace del joven
tiene un tinte realista, pero no tanto, pues no llega al punto de parecer una
anatómica, sino más que enseñarnos su cuerpo, nos lo describe cómo se muestra
ante el sentimiento de la frustración, el odio, el nerviosismo y entre otros
que el lector alcance a percibir.
En
la última cita, el guion, el unitario, con muy pocas palabras, nos da a conocer
toda su postura ideológica, pues a diferencia de los federales, su insulto
solamente es canalla, se rehúsa a que lo desnuden, prefiere morir antes que
hacerlo, su honor es primero antes que la muerte.
Del niño degollado por el lazo no
quedaba sino un charco de sangre: su cadáver estalla en el cementerio
El joven, en
efecto, estaba fuera de sí de cólera. Todo su cuerpo parecía estar en
convulsión: su pálido y amoratado rostro, su voz, su labio trémulo, mostraban
el movimiento convulsivo de su corazón, la agitación de sus nervios. Sus ojos
de fuego parecían salirse de la órbita, su negro y lacio cabello se levantaba
erizado. Su cuello desnudo y la pechera de su camisa dejaban entrever el latido
violento de sus arterias y la respiración anhelante de sus pulmones.
-Primero
degollarme que desnudarme; infame canalla.
4.
Papel de la
naturaleza
El papel de la
naturaleza funge como un ente vivo, capaz de destruir, y cambiar la vida de los
habitantes de la región, tanto que por el paso de esta, entra en la cosmovisión
del pueblo, la religión la hace suya ara fortalecer su discurso, el pueblo
creyente se siente abandonado por Dios y comienza una nueva forma de vida
dentro del ascetismo y la oración para enmendarse, mientras que los ateos o
extranjeros, aprovechan la situación sobre estos, para satisfacerse y poder
ejercer, así como la iglesia, su poder dentro del pueblo.
El Plata creciendo embravecido
empujó esas aguas que venían buscando su cauce y las hizo correr hinchadas por
sobre campos, terraplenes, arboledas, caseríos, y extenderse como un lago inmenso
por todas las bajas tierras.
B)
Sin embargo El matadero también anuncia ya la llegada del realismo a
Latinoamérica. Haz lo mismo a través de citas que demuestren
1.
Descripción
detallada, cuidadosa, casi quirúrgica y desapegada del narrador
En los siguientes fragmentos, me parece que el
narrador, aunque en gran parte de la obra se percibe, tiene una conciencia muy
fiel a lo que sucede dentro del marco espacio temporal de la obra. Es un
narrador que conoce a sus personajes, el ambiente que existe dentro del pueblo
y el matadero, así como la interacción que se hace presente con el lector al
dirigirse a ellos, se podría decir, que incluso, conoce al lector que lo leerá.
A lo que se agregaba el estado de
flatulencia intestinal de los habitantes, producido por el pescado y los
porotos y otros alimentos algo indigestos.
Oíanse a menudo
a pesar del veto del Restaurador y de la santidad del día, palabras inmundas y
obscenas, vociferaciones preñadas de todo el cinismo bestial que caracteriza a
la chusma de nuestros mataderos, con las cuales no quiero regalar a los
lectores.
2.
Interés por las
clases menos privilegiadas y su papel social
Durante el
cuento se narra una población que se muere, literalmente, de hambre a causa de
los estragos que ha causado el desborde del río de La Plata y las lluvias, pero
nunca se menciona su clase social, pero si nos adentramos en el contexto,
sabemos que narra un pasaje de la vida de los federales, quienes estaban
formados por los criollos y algunas castas. Por conocimientos generales, los
criollos y las castas durante y después la conquista de los españoles, no
formaban la elite de la sociedad, sino pertenecían a una clase más baja. Al
contrario de los españoles peninsulares. Por lo que, la narración parte de este
interés por describir la situación de este sector social, desde una alegoría
constante que es el matadero.
El caso es reducir al hombre a una máquina
cuyo móvil principal no sea su voluntad sino la de la iglesia y el gobierno.
Hacia otra
parte, entre tanto, dos africanas llevaban arrastrando las entrañas de un
animal; allá una mulata se alejaba con un ovillo de tripas y resbalando de
repente sobre un charco de sangre, caía a plomo, cubriendo con su cuerpo la
codiciada presa. Acullá se veían acurrucadas en hilera 400 negras destejiendo
sobre las faldas el ovillo y arrancando uno a uno los sebitos que el avaro
cuchillo del carnicero había dejado en la tripa como rezagados, al paso que
otras vaciaban panzas y vejigas y las henchían de aire de sus pulmones para
depositar en ellas, luego de secas, la achura.
3.
Intentos de
imitar el lenguaje tal y como se usa en la vida cotidiana.
En el cuento tenemos las siguientes palabras: vede,
batahola, herejotes, careo, síncope, estraña… estas palabras hacen referencia a
un vocabulario más coloquial, más fiel a la descripción realista de lo que está
sucediendo, pues no sólo lo hace al narrar los hechos, sino la selección de
palaras que el autor tiene. Esto, es más visible ya en los diálogos, en donde
imita verdaderamente el lenguaje utilizado en esos momentos por los pobladores
del lugar y no uno ornamentado y lleno de elaboradas metáforas, o de
simbolismos y un léxico elevado para mostrar los sentimientos e ideas de los
personajes como en épocas literarias anteriores.
Multitud de negras rebusconas de
anchuras, como los caranchos de presa, se desbandaron por la ciudad como otras
tantas harpías prontas a decorar cuanto hallaran comestible
-Ahí se mete el sebo en las tetas,
la tía -gritaba uno.
-Aquel lo escondió en el alzapón
-replicaba la negra.
-¡Che!, negra bruja, salí de aquí
antes que te pegue un tajo -exclamaba el carnicero.
-¿Qué le hago ño, Juan?, ¡no sea
malo! Yo no quiero sino la panza y las tripas.
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