sábado, 20 de abril de 2019

Teatro del Siglo XIX


      Teatro del Siglo XIX


1.     Completa el cuadro

Teatro Popular
Teatro Culto
Espacios de representación
Plazas
Teatros, Universidades
Temas comunes
El reflejo de la vida cotidiana de ambas clases, donde se ven sus intereses personales y los círculos sociales en donde se mueven. Pastorelas y Autos Guadalupanos. Problemas románticos en donde la diferencia de las clases sociales se hace notar.
El reflejo de la vida cotidiana de ambas clases, donde se ven sus intereses personales y los círculos sociales en donde se mueven. Pastorelas y autos Guadalupanos. Dramas de costumbres en dos o tres actos. Asuntos de la vida política del país.
Dramaturgos
Fernando Calderón (¿?)
Gorostiza
Fernández de Lizardi
Riva Palacio
Juan A. Mateos
Fernando Calderón
Gorostiza
Riva Palacio
Juan A. Mateos
Ignacio Rodríguez y Galván
Tipo de público
El pueblo
La aristocracia o clase alta
Actores y actrices famosos



2.      Localiza los siguientes teatros por ciudad y estado
Teatro Juárez, Guanajuato, Guanajuato. (1903)
Teatro Calderón, Zacatecas, Zacatecas (1832-1833)
Teatro Manuel Doblado, León, Guanajuato (1869-1880)
Teatro José Peón Contreras, Mérida, Yucatán (1900-1908)
Teatro Alarcón, San Luis Potosí, San Luis Potosí (1825-1827)
Teatro Degollado, Guadalajara, Jalisco (1855-1866)
Teatro Ángela Peralta, Mazatlán, Sinaloa (1869-1874)
Teatro Ángela Peralta, San Miguel de Allende, Guanajuato (1871-1873)

3.       Lee las primeras dos escenas de:
- "Contigo pan y cebolla" (1833) de Manuel Eduardo de Gorostiza
- "A ninguna de las tres" de Fernando Calderón y Beltrán

4.      En qué obra está basada: A ninguna de las tres

Algunos autores sostienen que la obra está basada en: Marcela o A cuál de las tres, del español Manuel Bretón de los Herreros. Esto por el contenido, e incluso el nombre de la obra.
Por la fecha de publicación se puede decir que la obra de Fernando Calderón: A ninguna de las tres, está basada en Contigo pan y cebolla, del autor: Manuel Eduardo de Gorostiza, pues la primera obra se publicó en 1837 y la segunda en el 1833. Fuera de esto, no podemos negar la tradición en la que están envueltas ambas obras, pues los motivos, tópicos y personajes, aparecen en obras de siglos anteriores.


5.      ¿A caso estas dos obras siguen la lectura neoclásica de Aristóteles en cuanto a unidad, espacio, tiempo y acción? ¿Por qué?
Sí. Las obras transcurren durante un día, como en la época clásica se hacía. Las escenas ocurren en la sala de la casa de Don Pedro o Don Timoteo, lo que hace que el escenario no cambio, sino los personajes. Ambas obras presentan el mismo motivo que es el casamiento de las jóvenes, y todo transcurre en torno a ese tema.

6.      ¿Cómo es el lenguaje de los personajes? ¿Hay diferencias de clases marcadas por sus palabras? Ejemplifica

Sí las hay. En la obra Contigo pan y cebolla, en la primera escena donde están conversando Doña Matilde y Bruno, se ve claramente la diferencia del léxico empleado por los personajes o que el autor puso en ellos debido a su condición social; pues ella es hija de Don Pedro, un hombre con dinero, y Bruno es un criado.

Bruno: ¡Vaya, y que tonto me hace usted! ¿Conque no comprendo lo que quiere decir para siempre? “Para siempre” es lo mismo que decir a uno: “hasta la muerte”.
Doña Matilde: Decía sólo que, si tú pudieras discernir bien y avalorar las sensaciones de diferente naturaleza que semejante palabra excita, fomenta, inflama…


7.      Pon un ejemplo de instancia didáctica en algunas de las obras y trata de explicar la ideología del autor.

En ambas lecturas se tiene un tinte nacionalista, hay una sátira hacia las modas extranjeras. En el caso de A pan y cebolla, se hace la crítica a las costumbres que han sido incorporadas en la vida de los mexicanos:

Yo no digo por eso que el té no sea a veces saludable… Cuando duelen las tripas, o cuando… pero al cabo no pasa de ser agua caliente; solo podía habernos venido de Inglaterra, que como allí son herejes, ni tendrán vino, ni bueyes, cebones, ni…

En el caso de A ninguna de las tres, tenemos lo siguiente:

¿Yo qué entiendo de esos nombres que no están en el calendario nuestro? Hasta en eso entró la moda: a nadie le ponen Diego, ni Jacinto, ni Macario, ni Roque, ni Timoteo; sino Arepo, Arturo, Adolfo; en fin, santo extranjeros que ni estarán bautizados

En ambas obras se hace una crítica, a manera de sátira, de lo extranjero, pero esto lo hacen teniendo de trasfondo una ideología conservadora, religiosa y nacionalista.

8.      Explica un momento de comicidad dramática (esto es, que sucedería sobre la escena al actuar la obra los actores) de las escenas leídas.
En el acto segundo de Contigo pan y cebolla, Don Pedro y Bruno hablan del porqué Matilde rechazó a Eduardo, a lo que empiezan a hacer una comparación de cómo eran las mujeres de su tiempo y las de ahora. En manera general, las de antes sí querían casarse y las de ahora no, se la pasan leyendo novelas románticas. Creo que, en la puesta en escena, esto se debió haber dicho con cierta entonación, ritmo y los caracteres debieron haber actuado al ritmo de los diálogos para poder trasmitir al público esta comicidad.

9.      Compara brevemente las vidas de Gorostiza y Calderón
Fernando Calderón nació en el actual Guadalajara en el año de 1809, proveniente de una familia bien acomodada, pues de hecho tenía el título nobiliario de Conde, título que jamás usó. Sus ideas políticas en su época se consideran como liberales. Formaba parte del gobierno al haber sido magistrado y diputado en Zacatecas. Es considerado uno de los iniciadores del romanticismo mexicano.
     Manuel Eduardo de Gorostiza, nació en Veracruz en 1789, fue educado en Cádiz, España, pero tras estallar la guerra de Independencia. Es herido en una de las batallas, por lo que se retira de la guerra y comienza su interés por la literatura. Adquiere nupcias en Madrid, pero tiempo después es desterrado por Fernando VII, para esto ya había representado alguna de sus obras en España. Fue exiliado a Inglaterra en donde sigue su trabajo como escritor y diplomático representante de México.
     Ambos escritores pertenecieron a la clase alta, lo que seguramente les benefició para poder dedicarse a las letras. Sus obras que bien se pueden llamar como Dramas de costumbres de dos o tres actos, son el reflejo de la sociedad en la que vivían. Donde se ve presente un reflejo de la sociedad mexicana con sus hábitos, lengua y costumbres; así como el inicio del romanticismo mexicano al dejar detrás la lucha por la Independencia de México, de la que fueron participes.


jueves, 18 de abril de 2019

Los Cuadros de costumbres de Guillermo Prieto


Los Cuadros de Costumbres de Guillermo Prieto



Los cuadros de costumbres surgen tras las guerras de independencia de los países latinoamericanos y a imitación de obras románticas europeas con tintes nacionalistas. Guillermo Prieto fue uno de los autores más reconocidos en el siglo XIX por pertenecer a este género literario, que puede llegar a parecer una pequeña crónica, ensayo o artículo periodístico. “El deseo de escribir suele convertirse en una especia de manía o de vicio que lo hace irresistible a veces a la costumbre” (Prieto, 2013:22) Con estas palabras de Prieto, en uno de sus cuadros de costumbres podríamos englobar su principal intención que el autor tenía, pues era el hecho de fomentar la literatura mexicana, así como describir la nación, desde los lugares que son concurridos como el centro de la ciudad de México, así como fiestas personales, otros lugares específicos o fiestas religiosas.
El léxico utilizado por Prieto en la obra es uno alto y pulido, a pesar de ser un género llano, pues trata acerca de las descripciones de México como pequeños artículos o notas de periódico.
Sin duda alguna un hombre letrado, pues durante sus narraciones hace mención a varias obras y autores, entre ellos podemos destacar a Horacio, autor canónico dentro de las letras occidentales y que forma parte de la formación literaria de cualquier persona interesado en las letras. También, podemos hablar de estos por sus extranjerismos empleados y latinismos.
Su clasismo, que deriva de su clase alta y círculo en el que se mueve, queda evidente a lo largo de las narraciones, pues siempre se dirige a los indígenas o a la clase baja de una manera despectiva y ensalza las modas extranjeras, en especial la francesa. Un ejemplo de esto es que llama infelices a los pobres en la segunda narración: Ni yo sé qué escribiré
Ni más ni menos estamos ante un hombre con discurso político, con buenas intenciones y una mente progresista que tiene sus bases en la educación del pueblo mexicano “en fin, vi progreso, conatos de adelanto que el gobierno y el excelentísimo Ayuntamiento se honrarán son su fomentos y propagación” (2013:26)
“Válame Alá, si Alá es Dios”: jácara y bullicios, sombrero cateado y puro en boca, descanse el brazo diestro en el emboce de mi capa y echemos a andar y a decir lo que vemos, que este es nuestro oficio y no deja de estar expuesto a malignas interpretaciones (2013:28)
En el cuadro: Corpus. Año de 1842, vemos una descripción, en prosa, pero que utiliza un lenguaje poético, lleno de figuras y metáforas, algo que deleita al lector. Dejamos atrás al Guillermo Prieto elitistas, de clase alta y erudito, para dar paso a un poeta que busca de una manera que sea deleitante describir uno de los acontecimientos que mejor describen al mexicano: las fiestas religiosas, pues en estas vemos la fusión de esa tradición que nos dejaron los españoles durante su permanencia en México, así como la sincretización de los cultos de los pobladores prehispánicos de México de dieron paso a estas festividades llenas de símbolos, colores, luces, ruido, estallidos, risas, asombros y lágrimas.

Referencias
PRIETO, Guillermo (2013) Por estas regiones que no quiero describir. Algunos cuadros de costumbres. México: CONACULTA

lunes, 15 de abril de 2019

Clemecia, Igancio Manuel Altamirano


Construcción de los personajes en la Obra: Clemencia de Ignacio Manuel Altamirano





Clemencia
Represente a una mujer de la clase alta con buenas costumbres y hábitos, como se esperaba en aquella época. Pues ha bordado el pañuelo que se le dio a Fernando, y como sabemos, el bordar era un hábito que se les enseñaba a las mujeres cis género de la época, como parte de su formación para ser una buena esposa.
Podemos sabes, también, que Clemencia es una mujer astuta, pues a pesar de que es una mujer con modales, sabe cómo dirigirse y hablar entre los caballeros, sin parecer altanera ni impropia, pero diciendo lo que quiere y piensa:
- Será una alhaja querido –decía Enrique- pero hubiera yo preferido el pañuelo bordado por ti. ¡Qué fortuna de chico! La otra vez una flor, ahora un pañuelo.
- ¿Y tengo yo la culpa, Enrique? Pero no seas niño… toma y consuélate: tu árbol de Navidad es mi mano, y ella te alarga esto. ¿Estás contento?

Al seguir la narración, podemos apreciar como Clemencia es un personaje sensible, pues se aterra de la riña producida por Fernando y Enrique. Algo exagerada puede parecer, aunque bien está dentro de su papel de mujer cisgénero de clase alta y dentro de la época literaria del romanticismo:
- ¡Adiós, alegría de Navidad! –murmuró Clemencia enjugándose sus lágrimas-. Ya no voy a tener gusto en toda la noche, y vale más que esto se acabe pronto.
[…]
- Esa es una razón para tenerle piedad… quizá yo tengo la culpa de que esté enamorado así, y celoso.
[…]
- ¿Que le quiero?... Si yo no amo más que a ti, a ti nomás, y desde el primer momento, y tu amor me ha costado lágrimas y sufrimientos atroces… te amo, te amaré siempre

Fernando
Fernando es un personaje impulsivo, pues no contiene la rabia y desdicha que lo embargan cuando Clemencia y Enrique se aproximan a él a hacerle la invitación de que los acompañe a la cena:
- Amigo Flores, contéstese usted con ser dichoso y déjeme en paz –replicó Valle sin poder contenerse.
[…]
- Rabioso no es la palabra; indignado, sí, como un hombre sincero que descubre una perfidia…

Enrique
El joven Enrique encaja perfecto con el prototipo de hombre galante, de clase alta, que se aprovecha de sus dones, su discurso, su galantería y claramente su masculinidad para obtener lo que quiere y hacer frente a situaciones donde su comportamiento, por moverse en la aristocracia, hablarían mucho de él, por eso se mueve prudente entre sus palabras hacia Fernando y Clemencia. Es el ejemplo perfecto de todo un caballero, que muchas veces se nos presenta en las novelas románticas de la época, que no se deja llevar por las pasiones, sino se sabe controlar, pues es un ser más racional y que sobre todo siempre está en busca de mantener el honor como un buen caballero del siglo XIX, a pesar de estar dentro de este círculo de personajes pasionales como lo son Fernando y Clemencia.  
- Hombre ¿se está usted haciendo el romántico en una noche como esta?
- Amigo Flore, contéstese usted con ser dichoso y déjeme en paz –replicó Valle sin poder contenerse.
- Amigo Valle, dice usted eso con un acento tan trágico que me causa terror y, sobre todo, a esta señorita. ¡Se diría que está usted rabioso!
[…]
Como ha de mantener el honor, no es concebible el hecho de otro hombre esté cortejando a su mujer, o bien, su mujer esté interesada en él.
- Será una alhaja querido –decía Enrique- pero hubiera yo preferido el pañuelo bordado por ti. ¡Qué fortuna de chico! La otra vez una flor, ahora un pañuelo.
- Va a suceder que le mataré, Clemencia; hace tiempo que me fastidia este personaje de Byron, y ahora con más justicia. ¿Se creía con derecho quizás a tu amor? Había tomado la compasión y la amabilidad por cariño. Pues es modesto el joven.