sábado, 1 de junio de 2019

José Hernández, "El gaucho Martín Fierro"


José Hernández
Bueno Aires, Argentina (1834-1886)






Analiza la forma de tres estrofas del poema, Martín Fierro
Versos del 1225 al 1236

Le / co/lo/ria/ron / las / mo/tas           a
Con / la / san/gre / de / la / he/ri/da    b
Y / vol/vió / a / ve/nir / fu/rio/so        a (tiene rima asonante con el primer verso)
Co/mo u/na / ti/gra / pa/ri/da              b

Y / ya / me / hi/zo / re/lum/brar         c
Por / los / o/jos / el / cu/chi/llo,         d
Al/can/zan/do / con / la / pun/ta        c (rima asonante con el primer verso)
A / cor/tar/me en / un / ca/rri/llo.      d

Me hir/vió / la / san/gre en / las / ve/nas    e
Y / me / le a/fir/mé al / mo/re/no,              f
Dán/do/le / de / pun/ta / y ha/cha               e (rima asonante con el primer verso)
Pa’ / de/jar / un / dia/blo / me/nos.             f

Podemos decir que estamos ante unas coplas de arte menor (octosílabos) por la rima asonante que tiene en el verso 1° y 2° de cada estrofa.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Poesía modernista


Tres poetas modernistas latinoamericanos

Tú y yo, Rubén Darío



Nicaragua 18667-1916


Yo vi un ave 
que süave 
sus cantares 
entonó 
y voló... 

Y a lo lejos, 
los reflejos 
de la luna en alta cumbre 
que, argentando las espumas 
bañaba de luz sus plumas 
de tisú... 
¡y eras tú! 

Y vi un alma 
que, sin calma, 
sus amores 
cantaba en tristes rumores; 
y su ser 
conmover 
a las rocas parecía; 
miró la azul lejanía... 
tendió la vista anhelante, 
suspiró, y cantando amante 
prosiguió... 
¡y era 
yo! 

II 

¿Viste 
triste 
sol? 

Tan triste 
como él, 
¡sufro 
mucho 
yo! 

Yo en una 
doncella 
mi estrella 
miré... 
Y dile, 
amante, 
constante 
fe. 

Pero ingrata 
olvidóme, 
y no sabe 
que padezco 
cual no puede 
nunca, nunca 
comprender... 
¡Que mi pecho 
no suspira, 
ni mi lira 
tiene acordes 
de placer! 

Yo vi en la noche 
plácida luna 
que en la laguna 
se retrató; 
y vi una nube, 
que allá en el cielo, 
con denso velo 
la obscureció. 

Yo vi a la aurora, 
bañada en rosa, 
dorar la hermosa 
faz de la mar... 
Y vi los rayos 
de un sol ardiente 
que rudamente 
borraron luego, 
con rojo fuego, 
su bella faz... 

Así vi que bella 
naciera en un día, 
con dulce alegría, 
la aurora luciente 
de un plácido amor; 

¡mas hoy yo contemplo, 
no más en mi vida, 
de negro vestida, 
la estatua tremenda 
de amargo dolor! 

¡Hoy sólo me complace 
oír la queja amarga, 
que al cielo envía tierna 
la tórtola del monte 
con moribundo son! 
Sentir cómo susurra 
la brisa entre las hojas... 
¡Mirar el arroyuelo 
que al eco de la selva 
confunde su rumor! 
Canto cuando las estrellas 
esparcen su claridad: 
cuando argentan las espumas; 
¡las espumas de la mar! 
Canto cuando el ancho río 
murmurando triste va... 
Cuando el ruiseñor encanta 
¡con su arpegio celestial! 

Y al ronco mugir de las olas; 
la noche con su lobreguez; 
y el trueno que silva en los aires, 
¡me encanta y embriaga a la vez! 
Me place lo triste y lo alegre; 
me gusta la selva y el mar, 
y a todos saludo contento... 
¡Y algunos se ríen al verme!... 
Y, a veces, ¡me pongo a llorar! 

Yo adoré a una mujer con el fuego 
de mi joven y audaz corazón: 
mas ya he dicho que aquélla olvidóme, 
y que vivo en tremendo dolor. 
¿Estoy loco? No sé: lo que siento, 
no lo puedo jamás explicar. 
Es un rudo y feroce tormento... 
Nada más; nada más... ¡nada más! 

¿Qué soy? ¡Gota de agua desprendida 
del raudal turbulento de la vida! 
Soy... algo doloroso cual lamento... 
Arista débil que arrebata el viento! 
¡Soy ave de los bosques solitaria!... 
¡Deshojada y marchita pasionaria!... 
Pasionaria, ave, arista, llanto, espuma... 
¡perdido de este mundo entre la bruma! 

¡Felices aquellos que nunca han amado! 
¡Felices!... ¡Felices que no han apurado 
el cáliz terrible de un fiero dolor! 

Y ¿qué es el amor? 
¿Amor?... Germen fecundo de la dolencia humana... 
Origen venturoro de sin igual placer... 
con algo de la tarde y algo de la mañana... 
¡Con algo de la dicha y algo del padecer! 

¿No veis a la luna, que brilla fulgente en el cielo? 
¿No oís del arroyo el süave y callado rumor? 
¡Pues eso que brinda la luna tranquila, es consuelo! 
¡Pues eso que dice el arroyo en el bosque, es amor! 

¡Y amé! Tal vez mi vida no fuera dolorosa 
si hubiera conservado por siempre mi niñez, 
si nunca hubiera visto los ojos de una hermosa, 
lo rojo de sus labios, lo blanco de su tez! 

¡Felices aquellos que nunca han amado! 
¡Felices!... ¡Felices que no han apurado 
el cáliz terrible de un fiero dolor! 

¡Qué amargo es el amor! 
¡Qué amargo es el amor! ¡Así exclamando, 
yo cruzaré el desierto de mi vida, 
mostrando a todos mi profunda herida, 
que lágrimas y sangre está manando! 

Y al compás de canciones sombrías, 
cantaré de mi amor la memoria... 
Y sin gloria, 
llorando siempre, pasaré mis días 
¡entre polvo, entre lodo, entre escoria! 

Y al ronco mugir de las olas; 
la noche con su lobreguez; 
y el trueno que silva en los aires, 
serán mi tormento también. 
Me place lo triste y lo alegre: 
me gusta la selva y el mar... 
Yo siempre estaréme contento; 
y algunos, reirán al mirarme, 
¡y a veces, pondréme a llorar! 

Cantaré si el ancho río 
murmurando triste va; 
si el ruiseñor me encantare 
con su arpegio celestial; 
cuando mire a las estrellas 
esparcir su claridad 
sobre las peñas negruzcas 
y las espumas del mar. 
¿Por qué?... Porque sin amor, 
vuelan dolientes, sin calma, 
las avecillas del alma 
entre el viento del dolor. 

¡Daré dulces canciones 
a los fugaces vientos, 
para que entre sus alas 
las lleven lejos, lejos, 
del mundo hasta el confín! 
Iréme a las montañas... 
iréme a los oteros... 
y allí tal vez, ¡Dios santo!, 
tal vez seré feliz. 

¡Y en las alas del viento, 
oirá mis canciones 
la ingrata!... La ingrata 
a quien adoré. 
Aquélla que rióse 
de ver mi desgracia... 
Aquélla a quien dile 
mi amor y mi fe! 

¡Triste es la noche! 
Triste es la selva... 
Y del arroyo 
lo es el rumor; 
pero es más triste 
que el arroyuelo 
y que la noche, 
mi corazón. 

Mis acentos, 
en los vientos 
cual lamentos 
moribundos 
sonarán, 
como el eco 
que en el hueco 
del árbol seco, 
tiernos forman 
los Favonios 
al pasar. 

¡Aprendan 
los bardos 
mi historia 
de amor; 
y cántela 
todo 
el que es 
Trovador! 

¿Viste 
triste 
sol? 
¡Tan triste 
como él, 
sufro 
mucho 
yo!



Tópicos: Dandi, la luna, esplín, 

Nocturno alterno, José Juan Tablada


México, 1871-1945

Neoyorquina noche dorada
Fríos muros de cal moruna
Rector's champaña foxtrot
Casas mudas y fuertes rejas
Y volviendo la mirada
Sobre las silenciosas tejas
El alma petrificada
Los gatos blancos de la luna
Como la mujer de Loth

¡Y sin embargo es una
misma
en New York y en Bogotá

La Luna...

Tópicos: Dandi, la luna, esplín (melancolía), exótico (la ciudad de Nueva York) 

Vienes a mí, Enrique González Martínez


México, 1871-1952

Vienes a mí, te acercas y te anuncias
con tan leve rumor, que mi reposo
no turbas, y es un canto milagroso
cada una de las frases que pronuncias.

Vienes a mí, no tiemblas, no vacilas,
y hay al mirarnos atracción tan fuerte,
que lo olvidamos todo, vida y muerte,
suspensos en la luz de tus pupilas.

Y mi vida penetras y te siento
tan cerca de mi propio pensamiento
y hay en la posesión tan honda calma,

que interrogo al misterio en que me abismo
si somos dos reflejos de un ser mismo,
la doble encarnación de una sola alma.

Tópicos: Esplín

sábado, 20 de abril de 2019

Teatro del Siglo XIX


      Teatro del Siglo XIX


1.     Completa el cuadro

Teatro Popular
Teatro Culto
Espacios de representación
Plazas
Teatros, Universidades
Temas comunes
El reflejo de la vida cotidiana de ambas clases, donde se ven sus intereses personales y los círculos sociales en donde se mueven. Pastorelas y Autos Guadalupanos. Problemas románticos en donde la diferencia de las clases sociales se hace notar.
El reflejo de la vida cotidiana de ambas clases, donde se ven sus intereses personales y los círculos sociales en donde se mueven. Pastorelas y autos Guadalupanos. Dramas de costumbres en dos o tres actos. Asuntos de la vida política del país.
Dramaturgos
Fernando Calderón (¿?)
Gorostiza
Fernández de Lizardi
Riva Palacio
Juan A. Mateos
Fernando Calderón
Gorostiza
Riva Palacio
Juan A. Mateos
Ignacio Rodríguez y Galván
Tipo de público
El pueblo
La aristocracia o clase alta
Actores y actrices famosos



2.      Localiza los siguientes teatros por ciudad y estado
Teatro Juárez, Guanajuato, Guanajuato. (1903)
Teatro Calderón, Zacatecas, Zacatecas (1832-1833)
Teatro Manuel Doblado, León, Guanajuato (1869-1880)
Teatro José Peón Contreras, Mérida, Yucatán (1900-1908)
Teatro Alarcón, San Luis Potosí, San Luis Potosí (1825-1827)
Teatro Degollado, Guadalajara, Jalisco (1855-1866)
Teatro Ángela Peralta, Mazatlán, Sinaloa (1869-1874)
Teatro Ángela Peralta, San Miguel de Allende, Guanajuato (1871-1873)

3.       Lee las primeras dos escenas de:
- "Contigo pan y cebolla" (1833) de Manuel Eduardo de Gorostiza
- "A ninguna de las tres" de Fernando Calderón y Beltrán

4.      En qué obra está basada: A ninguna de las tres

Algunos autores sostienen que la obra está basada en: Marcela o A cuál de las tres, del español Manuel Bretón de los Herreros. Esto por el contenido, e incluso el nombre de la obra.
Por la fecha de publicación se puede decir que la obra de Fernando Calderón: A ninguna de las tres, está basada en Contigo pan y cebolla, del autor: Manuel Eduardo de Gorostiza, pues la primera obra se publicó en 1837 y la segunda en el 1833. Fuera de esto, no podemos negar la tradición en la que están envueltas ambas obras, pues los motivos, tópicos y personajes, aparecen en obras de siglos anteriores.


5.      ¿A caso estas dos obras siguen la lectura neoclásica de Aristóteles en cuanto a unidad, espacio, tiempo y acción? ¿Por qué?
Sí. Las obras transcurren durante un día, como en la época clásica se hacía. Las escenas ocurren en la sala de la casa de Don Pedro o Don Timoteo, lo que hace que el escenario no cambio, sino los personajes. Ambas obras presentan el mismo motivo que es el casamiento de las jóvenes, y todo transcurre en torno a ese tema.

6.      ¿Cómo es el lenguaje de los personajes? ¿Hay diferencias de clases marcadas por sus palabras? Ejemplifica

Sí las hay. En la obra Contigo pan y cebolla, en la primera escena donde están conversando Doña Matilde y Bruno, se ve claramente la diferencia del léxico empleado por los personajes o que el autor puso en ellos debido a su condición social; pues ella es hija de Don Pedro, un hombre con dinero, y Bruno es un criado.

Bruno: ¡Vaya, y que tonto me hace usted! ¿Conque no comprendo lo que quiere decir para siempre? “Para siempre” es lo mismo que decir a uno: “hasta la muerte”.
Doña Matilde: Decía sólo que, si tú pudieras discernir bien y avalorar las sensaciones de diferente naturaleza que semejante palabra excita, fomenta, inflama…


7.      Pon un ejemplo de instancia didáctica en algunas de las obras y trata de explicar la ideología del autor.

En ambas lecturas se tiene un tinte nacionalista, hay una sátira hacia las modas extranjeras. En el caso de A pan y cebolla, se hace la crítica a las costumbres que han sido incorporadas en la vida de los mexicanos:

Yo no digo por eso que el té no sea a veces saludable… Cuando duelen las tripas, o cuando… pero al cabo no pasa de ser agua caliente; solo podía habernos venido de Inglaterra, que como allí son herejes, ni tendrán vino, ni bueyes, cebones, ni…

En el caso de A ninguna de las tres, tenemos lo siguiente:

¿Yo qué entiendo de esos nombres que no están en el calendario nuestro? Hasta en eso entró la moda: a nadie le ponen Diego, ni Jacinto, ni Macario, ni Roque, ni Timoteo; sino Arepo, Arturo, Adolfo; en fin, santo extranjeros que ni estarán bautizados

En ambas obras se hace una crítica, a manera de sátira, de lo extranjero, pero esto lo hacen teniendo de trasfondo una ideología conservadora, religiosa y nacionalista.

8.      Explica un momento de comicidad dramática (esto es, que sucedería sobre la escena al actuar la obra los actores) de las escenas leídas.
En el acto segundo de Contigo pan y cebolla, Don Pedro y Bruno hablan del porqué Matilde rechazó a Eduardo, a lo que empiezan a hacer una comparación de cómo eran las mujeres de su tiempo y las de ahora. En manera general, las de antes sí querían casarse y las de ahora no, se la pasan leyendo novelas románticas. Creo que, en la puesta en escena, esto se debió haber dicho con cierta entonación, ritmo y los caracteres debieron haber actuado al ritmo de los diálogos para poder trasmitir al público esta comicidad.

9.      Compara brevemente las vidas de Gorostiza y Calderón
Fernando Calderón nació en el actual Guadalajara en el año de 1809, proveniente de una familia bien acomodada, pues de hecho tenía el título nobiliario de Conde, título que jamás usó. Sus ideas políticas en su época se consideran como liberales. Formaba parte del gobierno al haber sido magistrado y diputado en Zacatecas. Es considerado uno de los iniciadores del romanticismo mexicano.
     Manuel Eduardo de Gorostiza, nació en Veracruz en 1789, fue educado en Cádiz, España, pero tras estallar la guerra de Independencia. Es herido en una de las batallas, por lo que se retira de la guerra y comienza su interés por la literatura. Adquiere nupcias en Madrid, pero tiempo después es desterrado por Fernando VII, para esto ya había representado alguna de sus obras en España. Fue exiliado a Inglaterra en donde sigue su trabajo como escritor y diplomático representante de México.
     Ambos escritores pertenecieron a la clase alta, lo que seguramente les benefició para poder dedicarse a las letras. Sus obras que bien se pueden llamar como Dramas de costumbres de dos o tres actos, son el reflejo de la sociedad en la que vivían. Donde se ve presente un reflejo de la sociedad mexicana con sus hábitos, lengua y costumbres; así como el inicio del romanticismo mexicano al dejar detrás la lucha por la Independencia de México, de la que fueron participes.


jueves, 18 de abril de 2019

Los Cuadros de costumbres de Guillermo Prieto


Los Cuadros de Costumbres de Guillermo Prieto



Los cuadros de costumbres surgen tras las guerras de independencia de los países latinoamericanos y a imitación de obras románticas europeas con tintes nacionalistas. Guillermo Prieto fue uno de los autores más reconocidos en el siglo XIX por pertenecer a este género literario, que puede llegar a parecer una pequeña crónica, ensayo o artículo periodístico. “El deseo de escribir suele convertirse en una especia de manía o de vicio que lo hace irresistible a veces a la costumbre” (Prieto, 2013:22) Con estas palabras de Prieto, en uno de sus cuadros de costumbres podríamos englobar su principal intención que el autor tenía, pues era el hecho de fomentar la literatura mexicana, así como describir la nación, desde los lugares que son concurridos como el centro de la ciudad de México, así como fiestas personales, otros lugares específicos o fiestas religiosas.
El léxico utilizado por Prieto en la obra es uno alto y pulido, a pesar de ser un género llano, pues trata acerca de las descripciones de México como pequeños artículos o notas de periódico.
Sin duda alguna un hombre letrado, pues durante sus narraciones hace mención a varias obras y autores, entre ellos podemos destacar a Horacio, autor canónico dentro de las letras occidentales y que forma parte de la formación literaria de cualquier persona interesado en las letras. También, podemos hablar de estos por sus extranjerismos empleados y latinismos.
Su clasismo, que deriva de su clase alta y círculo en el que se mueve, queda evidente a lo largo de las narraciones, pues siempre se dirige a los indígenas o a la clase baja de una manera despectiva y ensalza las modas extranjeras, en especial la francesa. Un ejemplo de esto es que llama infelices a los pobres en la segunda narración: Ni yo sé qué escribiré
Ni más ni menos estamos ante un hombre con discurso político, con buenas intenciones y una mente progresista que tiene sus bases en la educación del pueblo mexicano “en fin, vi progreso, conatos de adelanto que el gobierno y el excelentísimo Ayuntamiento se honrarán son su fomentos y propagación” (2013:26)
“Válame Alá, si Alá es Dios”: jácara y bullicios, sombrero cateado y puro en boca, descanse el brazo diestro en el emboce de mi capa y echemos a andar y a decir lo que vemos, que este es nuestro oficio y no deja de estar expuesto a malignas interpretaciones (2013:28)
En el cuadro: Corpus. Año de 1842, vemos una descripción, en prosa, pero que utiliza un lenguaje poético, lleno de figuras y metáforas, algo que deleita al lector. Dejamos atrás al Guillermo Prieto elitistas, de clase alta y erudito, para dar paso a un poeta que busca de una manera que sea deleitante describir uno de los acontecimientos que mejor describen al mexicano: las fiestas religiosas, pues en estas vemos la fusión de esa tradición que nos dejaron los españoles durante su permanencia en México, así como la sincretización de los cultos de los pobladores prehispánicos de México de dieron paso a estas festividades llenas de símbolos, colores, luces, ruido, estallidos, risas, asombros y lágrimas.

Referencias
PRIETO, Guillermo (2013) Por estas regiones que no quiero describir. Algunos cuadros de costumbres. México: CONACULTA

lunes, 15 de abril de 2019

Clemecia, Igancio Manuel Altamirano


Construcción de los personajes en la Obra: Clemencia de Ignacio Manuel Altamirano





Clemencia
Represente a una mujer de la clase alta con buenas costumbres y hábitos, como se esperaba en aquella época. Pues ha bordado el pañuelo que se le dio a Fernando, y como sabemos, el bordar era un hábito que se les enseñaba a las mujeres cis género de la época, como parte de su formación para ser una buena esposa.
Podemos sabes, también, que Clemencia es una mujer astuta, pues a pesar de que es una mujer con modales, sabe cómo dirigirse y hablar entre los caballeros, sin parecer altanera ni impropia, pero diciendo lo que quiere y piensa:
- Será una alhaja querido –decía Enrique- pero hubiera yo preferido el pañuelo bordado por ti. ¡Qué fortuna de chico! La otra vez una flor, ahora un pañuelo.
- ¿Y tengo yo la culpa, Enrique? Pero no seas niño… toma y consuélate: tu árbol de Navidad es mi mano, y ella te alarga esto. ¿Estás contento?

Al seguir la narración, podemos apreciar como Clemencia es un personaje sensible, pues se aterra de la riña producida por Fernando y Enrique. Algo exagerada puede parecer, aunque bien está dentro de su papel de mujer cisgénero de clase alta y dentro de la época literaria del romanticismo:
- ¡Adiós, alegría de Navidad! –murmuró Clemencia enjugándose sus lágrimas-. Ya no voy a tener gusto en toda la noche, y vale más que esto se acabe pronto.
[…]
- Esa es una razón para tenerle piedad… quizá yo tengo la culpa de que esté enamorado así, y celoso.
[…]
- ¿Que le quiero?... Si yo no amo más que a ti, a ti nomás, y desde el primer momento, y tu amor me ha costado lágrimas y sufrimientos atroces… te amo, te amaré siempre

Fernando
Fernando es un personaje impulsivo, pues no contiene la rabia y desdicha que lo embargan cuando Clemencia y Enrique se aproximan a él a hacerle la invitación de que los acompañe a la cena:
- Amigo Flores, contéstese usted con ser dichoso y déjeme en paz –replicó Valle sin poder contenerse.
[…]
- Rabioso no es la palabra; indignado, sí, como un hombre sincero que descubre una perfidia…

Enrique
El joven Enrique encaja perfecto con el prototipo de hombre galante, de clase alta, que se aprovecha de sus dones, su discurso, su galantería y claramente su masculinidad para obtener lo que quiere y hacer frente a situaciones donde su comportamiento, por moverse en la aristocracia, hablarían mucho de él, por eso se mueve prudente entre sus palabras hacia Fernando y Clemencia. Es el ejemplo perfecto de todo un caballero, que muchas veces se nos presenta en las novelas románticas de la época, que no se deja llevar por las pasiones, sino se sabe controlar, pues es un ser más racional y que sobre todo siempre está en busca de mantener el honor como un buen caballero del siglo XIX, a pesar de estar dentro de este círculo de personajes pasionales como lo son Fernando y Clemencia.  
- Hombre ¿se está usted haciendo el romántico en una noche como esta?
- Amigo Flore, contéstese usted con ser dichoso y déjeme en paz –replicó Valle sin poder contenerse.
- Amigo Valle, dice usted eso con un acento tan trágico que me causa terror y, sobre todo, a esta señorita. ¡Se diría que está usted rabioso!
[…]
Como ha de mantener el honor, no es concebible el hecho de otro hombre esté cortejando a su mujer, o bien, su mujer esté interesada en él.
- Será una alhaja querido –decía Enrique- pero hubiera yo preferido el pañuelo bordado por ti. ¡Qué fortuna de chico! La otra vez una flor, ahora un pañuelo.
- Va a suceder que le mataré, Clemencia; hace tiempo que me fastidia este personaje de Byron, y ahora con más justicia. ¿Se creía con derecho quizás a tu amor? Había tomado la compasión y la amabilidad por cariño. Pues es modesto el joven.
                       

martes, 26 de marzo de 2019

El matadero: entre el romanticismo y el realismo




El matadero
A)    Describe a través de una cita instancias del romanticismo muy precisas en el texto
1.      Amor a la patria
En el siguiente dialogo, podemos ver un ejemplo muy claro de cómo la comunidad federalista del lugar estaba en contra de los unitarios, que es el otro bando dirigido por los españoles peninsulares. Dentro de la obra podemos ver otros ejemplos, pero a mi parecer, en este dialogo ese patriotismo es llevado al extremo, pues con el simple hecho de estar presente un unitario, hace que surjan en los federales el hecho de hacerle daño.

-A la casilla con él, a la casilla. Preparen la mazorca y las tijeras. ¡Mueran los salvajes  unitarios! ¡Viva el Restaurador de las leyes!
-Viva Matasiete. ¡Mueran! ¡Vivan!, repitieron en coro los espectadores y atándole codo con codo, entre moquetes y tirones, entre vociferaciones e injurias arrastraron al infeliz joven al banco del tormento como los sayones al Cristo.

2.      Fascinación por lo grotesco
En la historia se puede ver una detallada descripción de un ambiente, grotesco, incluso esta descripción es utilizada por el mismo autor. Esta narración predomina desde que los novillos aparecen en el matadero, y entre viseras y sangre continúa la narración. Probablemente el autor quería producir esta sensación de hastío en el lector, y es en esto que puede destacar dicha composición literaria.
Siguió la matanza y en un cuarto de hora cuarenta  y nueve novillos se hallan tendidos en la playa del matadero, desollados unos, los otros por desollar. E1 espectáculo que ofrecía entonces era animado pintoresco aunque reunía todo lo horriblemente feo, inmundo y deforme de una pequeña clase proletaria peculiar del Río de la Plata. Pero para que el lector pueda percibirlo a un golpe de ojo preciso es hacer un croquis de la localidad.

La perspectiva del matadero a la distancia era grotesca, llena de animación. Cuarenta y nueve reses estaban tendidas sobre sus cueros y cerca de doscientas personas hollaban aquel suelo de lodo regado con la sangre de sus arterias. En torno de cada res resaltaba un grupo de figuras humanas de tez y raza distintas. La figura más prominente de cada grupo era el carnicero con el cuchillo en mano, brazo y pecho desnudo, cabello largo y revuelto, camisa y chiripá y rostro embadurnado de sangre.

3.      Descripciones de lo sublime
Este apartado en especial me pareció el más complicado de realizar, pues, ¿qué es lo sublime?, esto fácilmente lo podemos responder, sabemos qué es, pero mejor dicho ¿para quién es sublime? En las siguientes citas encuentro algo de sublime.
            En la primera, el hecho de la simple descripción de un niño muerto que reposa en el cementerio y la mención de la sangre, me parece que está expresando en un máximo una idea romántica, una imagen, seguramente si esta pequeña línea fuera representada pictóricamente, sería una famosa pintura.
            La segunda cita, no pude evitar ponerla, pues la descripción que hace del joven tiene un tinte realista, pero no tanto, pues no llega al punto de parecer una anatómica, sino más que enseñarnos su cuerpo, nos lo describe cómo se muestra ante el sentimiento de la frustración, el odio, el nerviosismo y entre otros que el lector alcance a percibir.
            En la última cita, el guion, el unitario, con muy pocas palabras, nos da a conocer toda su postura ideológica, pues a diferencia de los federales, su insulto solamente es canalla, se rehúsa a que lo desnuden, prefiere morir antes que hacerlo, su honor es primero antes que la muerte.

Del niño degollado por el lazo no quedaba sino un charco de sangre: su cadáver estalla en el cementerio
El joven, en efecto, estaba fuera de sí de cólera. Todo su cuerpo parecía estar en convulsión: su pálido y amoratado rostro, su voz, su labio trémulo, mostraban el movimiento convulsivo de su corazón, la agitación de sus nervios. Sus ojos de fuego parecían salirse de la órbita, su negro y lacio cabello se levantaba erizado. Su cuello desnudo y la pechera de su camisa dejaban entrever el latido violento de sus arterias y la respiración anhelante de sus pulmones.

-Primero degollarme que desnudarme; infame canalla.

4.      Papel de la naturaleza

El papel de la naturaleza funge como un ente vivo, capaz de destruir, y cambiar la vida de los habitantes de la región, tanto que por el paso de esta, entra en la cosmovisión del pueblo, la religión la hace suya ara fortalecer su discurso, el pueblo creyente se siente abandonado por Dios y comienza una nueva forma de vida dentro del ascetismo y la oración para enmendarse, mientras que los ateos o extranjeros, aprovechan la situación sobre estos, para satisfacerse y poder ejercer, así como la iglesia, su poder dentro del pueblo.

El Plata creciendo embravecido empujó esas aguas que venían buscando su cauce y las hizo correr hinchadas por sobre campos, terraplenes, arboledas, caseríos, y extenderse como un lago inmenso por todas las bajas tierras.

B)    Sin embargo El matadero  también anuncia ya la llegada del realismo a Latinoamérica. Haz lo mismo a través de citas que demuestren
1.      Descripción detallada, cuidadosa, casi quirúrgica y desapegada del narrador
En los siguientes fragmentos, me parece que el narrador, aunque en gran parte de la obra se percibe, tiene una conciencia muy fiel a lo que sucede dentro del marco espacio temporal de la obra. Es un narrador que conoce a sus personajes, el ambiente que existe dentro del pueblo y el matadero, así como la interacción que se hace presente con el lector al dirigirse a ellos, se podría decir, que incluso, conoce al lector que lo leerá.

A lo que se agregaba el estado de flatulencia intestinal de los habitantes, producido por el pescado y los porotos y otros alimentos algo indigestos.

Oíanse a menudo a pesar del veto del Restaurador y de la santidad del día, palabras inmundas y obscenas, vociferaciones preñadas de todo el cinismo bestial que caracteriza a la chusma de nuestros mataderos, con las cuales no quiero regalar a los lectores.

2.      Interés por las clases menos privilegiadas y su papel social

Durante el cuento se narra una población que se muere, literalmente, de hambre a causa de los estragos que ha causado el desborde del río de La Plata y las lluvias, pero nunca se menciona su clase social, pero si nos adentramos en el contexto, sabemos que narra un pasaje de la vida de los federales, quienes estaban formados por los criollos y algunas castas. Por conocimientos generales, los criollos y las castas durante y después la conquista de los españoles, no formaban la elite de la sociedad, sino pertenecían a una clase más baja. Al contrario de los españoles peninsulares. Por lo que, la narración parte de este interés por describir la situación de este sector social, desde una alegoría constante que es el matadero.

 El caso es reducir al hombre a una máquina cuyo móvil principal no sea su voluntad sino la de la iglesia y el gobierno.

Hacia otra parte, entre tanto, dos africanas llevaban arrastrando las entrañas de un animal; allá una mulata se alejaba con un ovillo de tripas y resbalando de repente sobre un charco de sangre, caía a plomo, cubriendo con su cuerpo la codiciada presa. Acullá se veían acurrucadas en hilera 400 negras destejiendo sobre las faldas el ovillo y arrancando uno a uno los sebitos que el avaro cuchillo del carnicero había dejado en la tripa como rezagados, al paso que otras vaciaban panzas y vejigas y las henchían de aire de sus pulmones para depositar en ellas, luego de secas, la achura.

3.      Intentos de imitar el lenguaje tal y como se usa en la vida cotidiana.
En el cuento tenemos las siguientes palabras: vede, batahola, herejotes, careo, síncope, estraña… estas palabras hacen referencia a un vocabulario más coloquial, más fiel a la descripción realista de lo que está sucediendo, pues no sólo lo hace al narrar los hechos, sino la selección de palaras que el autor tiene. Esto, es más visible ya en los diálogos, en donde imita verdaderamente el lenguaje utilizado en esos momentos por los pobladores del lugar y no uno ornamentado y lleno de elaboradas metáforas, o de simbolismos y un léxico elevado para mostrar los sentimientos e ideas de los personajes como en épocas literarias anteriores.

Multitud de negras rebusconas de anchuras, como los caranchos de presa, se desbandaron por la ciudad como otras tantas harpías prontas a decorar cuanto hallaran comestible

-Ahí se mete el sebo en las tetas, la tía -gritaba uno.
-Aquel lo escondió en el alzapón -replicaba la negra.
-¡Che!, negra bruja, salí de aquí antes que te pegue un tajo -exclamaba el carnicero.
-¿Qué le hago ño, Juan?, ¡no sea malo! Yo no quiero sino la panza y las tripas.